Por consiguiente, el hostigamiento sexual de las mujeres hacia los hombres no está debidamente tipificado en las leyes, pues presume que es idéntico al de los hombres y que las mujeres para hostigar sexualmente a los hombres tienen que enamorarlos con palabras igual que hacen los hombres con las mujeres. Esto es un dispárate y es por eso por lo que las mujeres nunca pueden ser acusadas de hostigamiento sexual por los hombres ya que las faldas cortas, los pantalones ajustados, los pantalones cortos, las blusas escotadas no están tipificadas como hostigamiento sexual a los hombres. Como hemos señalado eso es un error garrafal. Y es por eso por lo que las mujeres nunca son acusadas por hostigamiento sexual a los hombres. De hecho, en las sociedades Islámicas sí está tipificado como delito el que las mujeres hostiguen sexualmente a los hombres de forma visual mostrándoles sus piernas, sus pechos su rostro. Es por eso por lo que tienen que vestir un traje largo hasta los tobillos y cubrir su pecho, rostro y pelo. ¿Es eso lo que quieren las mujeres o prefieren vivir hostigando sexualmente a los hombres?

Las mujeres deben dejar de utilizar el derecho al voto que los hombres le concedieron para obligar a los políticos a pasar leyes para perseguir y castigar a los hombres.Las mujeres no deben permitir el ser manipuladas por los promotores de la ideología de género LGBTI y el feminismo radical con el propósito de perseguir y castigar a los hombres. Persecución que, irónicamente, se realiza con el mismo derecho al voto que los hombres les otorgaron a las mujeres a partir de 1910. La meta de los promotores de la ideología de género LGBTI y el feminismo radical no es mejorar a las mujeres sino lograr obtener permiso del gobierno o el gobernador para adoctrinar a nuestros niños en las escuelas y a los jóvenes en las universidades en la conducta homosexual generalizada y el hedonismo. Tal y como sucedió en Sodoma, Gomora, Grecia y Roma antigua donde la conducta homosexual se generalizo en toda la población. De los primeros 12 emperadores romanos, 11 fueron homosexuales. Es decir, más del 90% de la población en Roma practicaba la conducta homosexual y eso incluía a las mujeres. Cuando Augusto Cesar trató de devolver a Roma a los valores que la habían hecho grande, según sus propias palabras, se topó con la oposición del 90% de los hombres que no querían renunciar a la práctica de la conducta homosexual, así como al 90% de las mujeres que tampoco querían renunciar a la practica de la conducta lésbica u homosexual. Augusto Cesar impuso castigos crueles, como lo fue el destierro del poeta Ovidio por fomentar la degeneración de la sociedad con sus poesías y el de su propia hija. La hija de Augusto nunca fue perdonada y murió de inanición o hambre en el destierro. Aún así Augusto no logró que los romanos abandonaran la práctica homosexual que llevó a Roma a la decadencia y la caída de su civilización.

Los hombres no debemos permitir que esto suceda y que los promotores de la ideología de género LGBTI y el feminismo radical manipulen a las mujeres con el propósito de homosexualizar la sociedad.

Si las mujeres reclaman igualdad con respecto a los hombres, no pueden ofenderse cuando son cortejadas auditivamente por los hombres. Eso no debe constituir una ofensa de la misma forma que los hombres no se ofenden cuando son hostigados sexualmente de forma visual por las mujeres al usar faldas y mostrar sus piernas o usar pantalones cortos o pantalones largos ajustados mostrando sus curvas o mostrar su pecho al ponerse una blusa escotada o mostrar su rostro pintado y maquillado o mostrar su pelo para atraer a los hombres.

No existen leyes contra el hostigamiento sexual de las mujeres y, por consiguiente, no deben existir leyes contra el hostigamiento sexual de los hombres. Las mujeres, al igual que los hombres, no deben ofenderse cuando son hostigadas sexualmente a través de los piropos, a menos que sean forzadas por el hombre para satisfacer sus deseos sexuales.

La única ley sexual que se debe conservar es el delito de violación mediante el empleo de la fuerza. No obstante, este delito no se aplicaría al caso del matrimonio. La mujer casada que no quiera tener relaciones sexuales con su marido tiene el recurso legal del divorcio. El matrimonio se constituye para tener sexo y no debe estar en manos de las mujeres decidir cuándo y por qué denunciar a sus maridos de violación. A menos que una mujer esté enferma, no pueden negarse a tener relaciones sexuales con su marido, porque eso constituye trato cruel.

Si las mujeres no deponen su actitud de utilizar su voto para generar leyes en contra de los hombres, entonces los hombres podrían decidir quitarle el derecho al voto que les otorgaron a las mujeres a partir de 1910. No obstante, pensamos que antes de tomar una medida tan drástica, lo mejor sería reducir el valor del voto de las mujeres en un 50%. De esta manera el voto de las mujeres contaría por medio voto y el de los hombres contarían por un voto completo. De esta forma las mujeres no tendrían tanto peso electoral para promover leyes en contra de los hombres.

La medida de reducir el valor del voto de la mujer en un 50%, en lugar de quitarle el derecho al voto, evitaría que la situación de discriminación en contra de las mujeres retornará a la situación en que se encontraba antes del 1910 donde las leyes autorizaban al hombre a pegar y disciplinar a sus esposas, además de obligarlas a trabajar fuera de la casa y entregarle su salario al marido. El reducir el valor del voto de las mujeres en un 50%, en lugar de eliminarlo por completo, evitaría que las mujeres pudieran utilizar su voto para promover leyes en contra de los hombres, a la misma vez que evitaría que se pasarán leyes que permitieran que los hombres les peguen a las esposas para disciplinarlas.

Los hombres podrán lograr eliminar el derecho al voto de las mujeres o reducirlo en un 50%, desde el momento mismo en que adquieren conciencia de sus intereses como género, al igual que lo han hecho las mujeres, y decidan convertirse de un género en sí, en un género para sí, como lo han hecho las mujeres. Los hombres podrán revertir todo el orden social establecido por las mujeres a partir de 1970. Orden establecido por las mujeres empleando el derecho al voto que el hombre le concedió. Y lo podrían hacer en virtud de su mayor capacidad para ejercer la violencia necesaria para imponer ese nuevo derecho. Capacidad para ejercer la violencia que las mujeres no tienen en comparación con el hombre.

No queremos que eso suceda y, por consiguiente, el PHPJ luchará para erradicar las leyes que discriminan contra los hombres y luchará para no permitir que el voto de las mujeres pueda ser empleado para promover estas leyes.